En un mundo de constante transformación, enmarcado por un antes y un después de la pandemia por COVID-19, la formación de profesionistas es aún más desafiante. En esta nueva realidad, para las empresas, ya no se trata solo de competir, contar con conocimientos técnicos o experiencia profesional. Ahora también buscan a profesionales con ética, liderazgo y educación emocional.
Las tres se complementan y dan lugar a un nuevo perfil de líderes que sean capaces de reconocer sus emociones, actuar de manera ética e impulsar a sus equipos de trabajo para que también tengan un desempeño al 100 por ciento.
En esta educación para el liderazgo es necesario reconocer cuáles son las habilidades que se necesitan para el ámbito laboral, pero más importante, aquellas que se tienen que desarrollar desde la infancia y adolescencia en el ámbito escolar.
Las universidades deben reconocer los desafíos actuales, uno de ellos es lograr que sus generaciones graduadas sean profesionales altamente capacitados, pero también personas líderes con bases fundamentadas en habilidades emocionales, la cual también se denomina en Estados Unidos como “soft skills”.
Veamos un poco hacia el pasado, de manera concreta al 2015, mucho antes de la pandemia. El Programa de Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), evaluó la capacidad de solución de problemas en equipo, una actividad que tiene que ver con las habilidades antes mencionadas.
Esta prueba se divide en dos dimensiones: la parte cognitiva, que se trata de la resolución de problemas, y dos categorías sociales, que es sobre la colaboración y el trabajo en equipo. Los resultados obtenidos en el país son desalentadores, ya que México quedó por debajo de la calificación promedio de los países de la OCDE, en el lugar 45 entre 52 países. En la prueba PISA, México falló en la evaluación de solución de problemas y trabajo en equipo.
En la edición 2018 se realizó de nueva cuenta esta prueba, donde se analizó el bienestar general de las y los estudiantes. En dicha ocasión se observaron categorías como el bullying, el cual está estrechamente ligado a habilidades como la empatía, la autorregulación y una visión inclusiva y diversa. México apareció como el país donde mayor número de niños y adolescentes sufren de acoso escolar o bullying (Ortega, 2019).
Otro hallazgo importante fue acerca de la capacidad de realizar actividades de alta complejidad cognitiva, por ejemplo, poder ocupar posiciones de liderazgo en alguna empresa. El resultado obtenido en la prueba PISA fue del 1% de estudiantes que cuentan con esta capacidad.
¿Qué falta mejorar para que las y los estudiantes cuenten con estas capacidades de inteligencia emocional y liderazgo? De acuerdo al pedagogo Gaspard Milceus, en México, durante la reforma educativa del expresidente Enrique Peña Nieto se hizo un intento al incorporar esta materia a través de talleres, desde la educación básica, preescolar hasta el bachillerato. “Se trataba de una materia definida por la SEP como un proceso de aprendizaje a través del cual los niños y adolescentes trabajarían e integrarían en su vida los conceptos, valores, actitudes y habilidades que les permitiera comprender y manejar sus emociones, construir una identidad personal, así como mostrar atención y cuidado hacia los demás” (Islas, 2022).
No obstante, con la llegada de la pandemia, poder seguir el curso para impartir estas materias, al trasladar la educación a la virtualidad, fue más difícil de lo que podía concebir la política pública original. Las escuelas atendieron materias como matemáticas, español o ciencias, dejando de lado las que correspondían a la educación emocional.
Fátima Masse, directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C. (IMCO), manifiesta que no se pensó en un programa especialmente enfocado para el desarrollo de habilidades socioemocionales. “Algo que también es necesario decir, para poder enfocar el desarrollo de estas habilidades blandas, es que mucho tiene que ser incluso desde los propios docentes y su desarrollo emocional, y tampoco veo más allá de los programas de formación continua, que se le dé gran prioridad” (Masse citada por Islas, 2022).
Estas destrezas emocionales son aquellas habilidades sociales y cognitivas que permiten a las personas relacionarse con los demás, enfrentar los retos con resiliencia, tener empatía y vencer los obstáculos que se puedan presentar en el entorno. Para ello, hay muchas que entran en esta categoría como la comunicación, adaptabilidad, resolución de conflictos, escucha activa, y más, de las que te contaremos más adelante.
Aunque la prueba PISA desde el 2015 demuestra cuánta falta hace para desarrollarlas en las y los estudiantes, fue después de la pandemia que han sido revalorizadas para atender los desafíos sociales, económicos y de salud, además del mundo digitalizado y el uso de IA en el ámbito laboral.
Por si fuera poco, la relevancia de estas habilidades también recae en que están al centro de las actividades de aprendizaje, puesto que, contar con ellas permite desarrollar, conectar y reforzar los otros tres grupos de competencias: lectura, escritura y matemáticas; las vocacionales y técnicas para el trabajo; y las digitales. Es decir, sin las destrezas emocionales es más difícil aprender.
Las transformaciones tecnológicas y las adversidades mundiales en materia de salud, economía y lo social, están impactando en el mundo laboral. Ahora los empleadores valoran cada vez más las habilidades emocionales que permitan a los colaboradores adaptarse a entornos cambiantes, volátiles e inciertos, además de que respondan de manera asertiva a estas transformaciones.
Harvard Business Publishing (2023) resalta la importancia de las habilidades centradas en el ser humano para contribuir a un nuevo liderazgo. Adquirir estas nuevas habilidades es importante porque ayuda a disminuir el estrés y burnout que los equipos experimentan en los diferentes roles del trabajo. Al poner en marcha esta dinámica, los líderes forman equipos con más cohesión y mejor desempeño.
A menudo, se categorizan estas “soft skills” en dos grupos: emocional y social. La inteligencia emocional es la habilidad de reconocer y reaccionar apropiadamente a nuestro estado emocional y el de otros. La inteligencia social es aprender de, y adaptarse a las situaciones sociales, con habilidades como interpretación del ambiente y saber comunicarse. Estas habilidades pueden mejorarse con la práctica, lo cual es bueno para las personas que están aprendiendo a ser líderes.
De acuerdo a Harvard Business Publishing, los directivos y líderes que actúan con inteligencia emocional crean mejores ambientes de trabajo, con un clima positivo y con colaboradores que están más dispuestos a crecer en sus áreas y ser más eficientes.
Aquí te contamos 5 capacidades necesarias para el liderazgo que Harvard Business Publishing (2023) ha identificado:
Además, se ha identificado que quienes desarrollan estas 5 capacidades en su trayecto profesional y, sobre todo, logran aplicarlas en su día a día, trae beneficios para ellos, sus equipos de trabajo y para la organización. Ya que, al aplicar las habilidades de inteligencia emocional, no solamente estás contribuyendo al bienestar de tus compañeros, sino también al de tu organización, pues con un personal satisfecho, salud mental y mejor ambiente, hay más probabilidad de alcanzar los objetivos institucionales. Por lo tanto, si las organizaciones quieren contar con más líderes que puedan alcanzar estos logros y tengan éxito en el trayecto, se debe promover y enfocar en las capacidades antes mencionadas.
Si el contar con habilidades emocionales mejora la forma en que te relacionas con tus equipos de trabajo y a alcanzar metas institucionales; también contar con esta actitud de liderazgo contribuye a que exista mayor empleabilidad para quienes poseen estas características. Al adquirir estas habilidades, también podrás mejorar tus ingresos y alcanzar puestos de dirección, así como lograr una mayor satisfacción laboral.
“El Foro Económico Mundial puntualiza que, cuando las personas mejoran sus habilidades, aumenta su bienestar e incrementan sus posibilidades de alcanzar su máximo potencial y de participar plenamente en la sociedad” (Islas, 2022).
De esta manera, la educación para el liderazgo debe estar entre las acciones a promover para las escuelas, centros de trabajo y los países; puesto que, quienes no valoren este tipo de habilidades tanto para el presente como el futuro, dejarán a millones de personas atrás y no lograrán alcanzar la estabilidad.
Desarrollar estas habilidades desde la infancia, en la escuela y en la familia, para reforzarse en la universidad y ejercerlas en la etapa laboral, sin olvidar que es un constante aprendizaje, es muy importante, pero más aún, reconocer que las bases deben ser fundadas desde la educación, educar para el liderazgo.
DeSmet, J. (2023) The Social and Emotional Skills New Leaders Need Most: Insights from Harvard Business Publishing. Harvard Business Publishing, Corporate Learning, recuperado en https://www.harvardbusiness.org/the-social-and-emotional-skills-new-leaders-need-most-insights-from-harvard-business-publishing/
Friedman, E. (2023) The 5 Capabilities Frontline Leaders Need Most. Harvard Business Publishing, Corporate Learning, recuperado en https://www.harvardbusiness.org/the-5-capabilities-frontline-leaders-need-most/
Islas, L. (2022) Habilidades de vida, invisibles en la educación básica en México. Recuperado en https://daliaempower.com/blog/habilidades-de-vida-invisibles-en-la-educacion-basica-en-mexico
Ortega, A. (2019) Solo el 1% de los estudiantes mexicanos tienen capacidad de liderazgo: PISA 2018, en Expansión Política, recuperado en https://politica.expansion.mx/mexico/2019/12/03/solo-el-1-de-los-estudiantes-mexicanos-tienen-capacidad-de-liderazgo-pisa-2018#:~:text=liderazgo%3A%20PISA%202018-,Solo%20el%201%25%20de%20los%20estudiantes%20mexicanos%20tienen%20capacidad%20de,un%20nivel%20m%C3%ADnimo%20de%20competencia
Pluzhnirova, E., Zhivoglyad, M., Kulagina, J., Morozova, I., Titova, N. (2021) Formation of soft skills among students of higher educational institutions. Eduweb, v.15, n.1./ 112-122. Recuperado en https://www.researchgate.net/publication/351855778_Formation_of_soft_skills_among_students_of_higher_educational_institutions/download
Gema Mateo Pacheco
Redactor en EXPOSTEscritora, comunicóloga y lectora. Maestra en Opinión Pública y Marketing Político, investigadora en juventudes, colectivos sociales, educación y ciencia.
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