Constantemente en Latinoamérica se sufren consecuencias debido a la corrupción, sin embargo, este problema no es sólo de la región sino global. Las características del mercado, el crecimiento y la globalización son algunos de los factores que dieron pie a que la corrupción se volviera uno de los principales problemas de los gobiernos. Presentamos algunos datos sobre la corrupción.

Este 9 de diciembre celebramos el Día Internacional contra la Corrupción propuesto por la ONU. Para este año la campaña se concentra en algunos temas centrales: 

1. Educación y juventud
2. Deporte
3. Género
4. Sector privado
5. COVID-19
6. Cooperación Internacional

Esto bajo la consigna: «Tu derecho, tu desafío: dile no a la corrupción» en la que se intenta colocarse sobre los temas más necesarios o precarios al día de hoy. Recordemos que durante el 2019 empezó la pandemia por el COVID-19, y los temas, así como las tareas han cambiado de dirección. 

Por ejemplo, entre los países más corruptos en América Latina están Venezuela, Haití, Nicaragua, Honduras; mientras que los países menos corruptos son Uruguay, Chile, Costa Rica, y Cuba. De acuerdo con la ONG, Transparencia Internacional (TI), en el estudio realizado el año pasado se cataloga de la siguiente manera: El país con un menor número es el más corrupto y la nación con el mayor número es el menos corrupto. Por lo que mientras Venezuela ocupa el número 15, llevando la delantera, Uruguay ocupa el 71. 

Desde el 31 de octubre de 2003, la Asamblea General de la ONU aprobó la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, sin embargo, hasta diciembre de 2005 fue aceptada. Además pidió al Secretario General que designara a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) como la secretaría para la Conferencia de los Estados Partes de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción.

Al día de hoy se vuelve fundamental pensar sobre la corrupción y sus implicaciones, ya que afecta nuestros procesos de gobierno, comercio, y económicos, además, resulta en una práctica que no es ética. Cada día más y más naciones se suman a esto, lo tienen como una prioridad en sus agendas de gobierno como en Uruguay y México y contemplan incrementar más medidas. Una estrategia eficiente contra la corrupción son las políticas públicas y es así como informarnos, educarnos, y participar en su gestión se torna en una tarea de vital importancia.