La democracia contemporánea tiende a ser señalada como un elemento heredado de la Antigua Grecia, histórica y políticamente hablando, no tiene mucho sustento dicha afirmación, sin embargo, una de las características principales en los procesos de decisión que tenían los griegos era la discusión pública y emisión del voto directo en la plaza pública ágora.

En la actualidad hemos tratado de acoplar dicha figura helénica en la democracia, ello mediante lo que la literatura politológica concibe como: mecanismos de democracia directa.

La historia de los distintos mecanismos de democracia directa en América Latina es relativamente reciente, pero no por ello intrascendente, el ejemplo más actual se dio en Colombia, con los acuerdos de paz.

Fuera del continente Latinoamericano tenemos en particular dos experiencias británicas importantes, el Brexit y la consulta sobre la separación de Escocia del Reino Unido, ambas tuvieron una importancia notable creando un cierto ambiente de considerable tensión entre la población.

El próximo 1 de agosto viviremos en México la primera Consulta Popular; este es uno de los muchos mecanismos de democracia directa que existen en el mundo, entre los que están: el plebiscito o el referéndum. Cada uno cuenta con sus propios objetivos y particularidades, sin embargo, en México se estableció como Consulta Popular y entró en vigencia con la publicación en el Diario Oficial de la Federación el día 14 de marzo de 2014. 

Pero, ¿qué es la consulta popular? Se trata de un mecanismo en el que las autoridades consultan a la ciudadanía sobre algún tema de particular interés, trascendencia o importancia, ya sea para todo el país o alguna región del mismo, en el caso actual, la pregunta será para toda la república.

Entre las múltiples características que tiene la Consulta Popular, las cuales están fundamentadas en una ley federal, que es de observancia general, se encuentra la preparación y ejecución de dicho ejercicio, recayendo la responsabilidad sobre el Instituto Nacional Electoral (INE).

El INE únicamente es responsable de la preparación y ejecución de la consulta, sin embargo, no es el único actor que interviene en ello, puesto que la redacción de la pregunta, en esta ocasión, fue corregida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sin embargo, la solicitud de consultar a la población puede venir del Poder Legislativo, del Ejecutivo o de la ciudadanía misma, cada uno de estos actores tiene que cumplir una serie de requisitos previos antes de la emisión de la convocatoria y la realización de la misma.

En otras palabras, la Consulta Popular no es convocada por el INE, ni por los Partido Políticos (al menos no directamente, pero sí a través de su grupo parlamentario en cualquiera de las cámaras del Poder Legislativo), ni por nosotros mismos, la ciudadanía. En el caso actual, la próxima a realizarse el 1 de agosto, fue convocada por el titular del Poder Ejecutivo Federal.

El principio constitutivo de la consulta o cualquier ejercicio de democracia directa, no es un deslinde de responsabilidades por parte del gobierno (aunque sí puede ser manipulado de dicha forma), más bien es un cuestionamiento directo sobre temas que pueden ser polarizantes entre la sociedad y deben ser fundamentales.

La pregunta a realizar, al menos en México, debe ser dicotómica, es decir, que sólo permite dos posibles respuestas mutuamente excluyentes y dé como resultado una decisión inequívoca de forma mayoritaria, no sólo se trata de una consulta de opinión, sino de decisión, la cual se puede volver vinculante si cumple con al menos 40% de participación de votantes inscritos en la Lista Nominal de Electores.

¿Serán acaso los mecanismos de democracia directa un avance  o será algo en detrimento de la democracia representativa?